16 de octubre de 2014

La cinta rosa 5. Que tu medicina sea tu alimento...

Hipócrates decía "que tu medicina sea tu alimento y el alimento tu medicina". Hace poco otra médica dijo "la nutrición es la medicina del futuro".
En ese momento pensé que la famosa cita de Hipócrates ponía de manifiesto que la nutrición había sido la medicina del pasado también. Y pensé además que no había razones para que no fuera la medicina del presente. Pero con el correr de los días me di cuenta de que el presente nos hace difícil la cuestión de estar sanos y comer, y hacer todo eso con el mismo cuerpo.



Alimentar al mundo, cuidar el planeta
La Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) proclamó que el Día Mundial de la Alimentación sería el 16 de octubre. El lema de este año es el subtítulo que encabeza este segmento. Es una celebración que tiene que ver fundamentalmente con la concientización acerca del hambre. Pero se han ido agregando otras preocupaciones con el correr de los años, y hoy se habla además de sustentabilidad y calidad nutricional.


Una cosa que me molesta bastante de la ONU es que tiene esta cuestioncilla de gran organización "no política" y "no intervencionista" y de "acuerdos mundiales" y en muchos casos, a causa de esta careta termina siendo nada, una institución declarativa para el que tenga algo que declarar.

Un ejemplo interesante es que el lema intenta "promover la sensibilización sobre la agricultura familiar y los pequeños agricultores. Centra la atención mundial en el importante papel de la agricultura familiar en la erradicación del hambre y la pobreza, la consecución de la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición, la mejora de los medios de vida, la ordenación de los recursos naturales, la protección del medio ambiente y el logro del desarrollo sostenible" y bla bla bla. Pero no se invita a los países a deshacerse de manera progresiva de los agroquímicos en los cultivos destinados a alimentos. Tampoco habla de los peligros de la soja transgénica para la salud de los que la consumen, para las tierras donde se cultiva, para los que viven cerca de los campos.

La FAO hoy, me chupa una teta.

El furor jipi
A veces pienso en cómo pienso ahora y cómo pensaba antes, y me siento muy jipi- new age- paranoide. De haber sido una ferviente positivista en cuanto a temas relacionados con la salud y la salud pública; de haber defendido las vacunaciones masivas a capa y espada; de haber tomado cantidades industriales de Bactrim en la infancia a llevar mi propia botella de agua a la oficina porque descubrí que el bidón del dispenser es de Policarbonato 7 hay una distancia no tan larga como accidentada.

Pero esta jipi que vive en mí encuentra algunas cosas dentro de lo razonable, de lo comprobable, otras dentro de lo probable y unas cuantas dentro de lo posible.

Está claro que no da comerse los agroquímicos. Si no te tomarías una cucharada de herbicida y conejicida, no te comas la cáscara de las frutas y las verduras que  no son de cultivos orgánicos.
¿De dónde carajos sacás verduras y frutas orgánicas? En Buenos Aires hay varios mercaditos verdes. En Tucumán no, pero hay cultivos de los programas Pro Huerta del Estado. Son orgánicos. Hay ferias donde se consiguen todos los productos del Pro Huerta, incluyendo algunas conservas. Es cuestión de preguntar por el barrio qué onda. En el Mercofrut también hay frutas y verduras orgánicas, aunque no estén promocionados como tales. Tenés que preguntar a los productores si son del plan Pro Huerta o, directamente, si usan agroquímicos. Si vas hasta el fondo del mercado, te das cuenta de cuáles son los cultivos más naturales porque te mata el olor a yuyo fresco.

Y qué pasa si el verdulero no tiene orgánicos, si no hay mercadito, si no voy al Mercofrut
Bueno, no es para ponerse del moño o para reemplazar las remolachas por pizza. Simmplemente lavá y pelá lo que te vayas a comer. (Tenés que lavar antes la fruta y la verdura, aunque vayas a pelarla. La lavás, después la pelás y la volvés a lavar, por si quedó alguna mugrecita y se transfirió desde la cáscara con tus manos o a través del cuchillo).
Si son frutas o verduras que se comen con cáscara, ponelas a remojar un ratito (unos diez minutos) en una solución de agua con vinagre en proporción de 1 a 4.
Hay varias maneras de limpiar la verdura. Los bloggers veganos y crudiveganos enseñan muchos métodos, sólo tenés que guglear.



La huerta en casa
No es para todos. Al menos eso pienso yo. Cocinar sano ya lleva bastante tiempo y trabajo como para que además uno se meta en el mambo de cultivar. Si tenés la suerte de no tener que trabajar para vivir o de tener un cocinero que se va a tomar la horita y media, dos horitas de preparar la comida saludable, o si sos muuuuy laburante, andá para adelante nomás con la huerta. El Estado te da las semillas gratis cada temporada. Pero si no, pará de sufrir, comprá en el barrio. Un buen test para saber si se te daría bien lo del cultivo es el que me hice yo: miré las platas de mi casa. Están ahí, vivas. Pero por mérito propio. No doy el perfil INTA.

Qué le pasa a esta mina que tiene tanto mambo con la verdura
Es que reducir el consumo de alimentos provenientes de animales puede ayudarte a prevenir el cáncer (en mi caso, la recurrencia). Hay una lista de cánceres que se pueden prevenir con sólo cambiar el estilo de vida. Comer verduras, sobre todo crudas, es darle a tu cuerpo alimentos de baja toxicidad y amable digestión. Aumentando las porciones diarias de frutas y verduras podés reducir el consumo de carnes. Reduciendo el consumo de carnes, podés comprar animales criados en el campo "al natural". Son más caros que la vaca industrial, pero como vas a comer menos tu presupuesto no se va a ver afectado. Vas a sentirte con más energía y con menos necesidad de echarte una siestita después del almuerzo. Va a bajar tu colesterol malo y eventualmente se va a reducir tu circunferencia abdominal, porque la verdura no tiene grasas peligrosas. Te vas a olvidar de las hemorroides y de los atascamientos intestinales.

Lo que me da el cuero
Comer no es sólo un acto de supervivencia. Es un acto cultural. Lo que se corrompió en los últimos años no va a pasar de un día para otro a la lechuga sin sal. Vamos de a poco.
Eventualmente me como un bípedo o un cuadrúpedo. Capaz que me comí también algún trípode, no pregunto cómo era el animal antes de que lo faenaran. Y todos los días consumo lácteos. No puedo dejar el vicio. El queso me gusta demasiado. He reducido notablemente el consumo de yogur y uso la leche sólo para hacer salsa blanca dietética y algún que otro postre o licuado.
No me da el cuero para vegetariana, ni para vegana ni crudivegana ni frutariana. Sí me da para contar las porciones de fruta y verdura (mínimo 5 al día) y anotarlas con marquitas de esas que se usan para llevar la cuenta en el truco.
Los lácteos que consumo son bajos en grasa y me aseguro de que no sean más de dos porciones pequeñas al día (casi siempre es queso blanco en el desayuno y a veces un poco de queso fresco en las otras comidas, o un poco de yogur).
Como golosinas. Pero sólo si comí bien durante todo el día (si no no hay premio). Hago postres con azúcar. Pero no todos los días ni todos los fines de semana.
No bajé un puto gramo. Pero siempre me siento físicamente muy bien después de una semanita exclusivamente verde.

Lo que te propongo
Pensá en cómo te sentís. Si te cuesta levantarte por la mañana; tenés granitos; comés todos los días pero cagás sólo de vez en cuando; tenés acidez; tenés alergias o te resfriás seguido probá anotar todo lo que comés en una semana. No es natural ni normal ni bueno sentirse mal. La acidez estomacal es una enfermedad. Las alergias también. El estreñimiento también. Anotar lo que comés te obliga a comer conscientemente. Si venís registrando pan, queso, milanesa y coca todos los días, capaz que te da agregar algún tomatito, puré de berenjenas, pan integral, una banana...

Lo que me pasa
Vengo debiendo posts, me voy a poner al día. Este se hizo muy largo y no tiene links útiles. Corregiré eso en la próxima entrega.

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